Este libro narra la historia del novelista francés Daniel Pennac que padeció el Mal de escuela y ha vivido para contarlo. Otras historias similares muestran que los niños y niñas sobrevivientes a la mala práctica escolar pueden ser más creativos, flexibles e intuitivos que otros. Es es el caso del autor de este libro, a disposición de todos en el link adjunto.
Preconceptos todo-nada, mucho-poco: previos a la noción de unidad
22 OctPara aprender matematica se requiere interiorizar la noción de unidad, en el concepto de todo y su contraparte: nada.
La teoría de conjuntos trabaja con estos preconceptos de manera constante. Mucho – poco, más – menos, grande – pequeño, van juntos en la lógica de las cantidades y amplían la comprensión del neolector hacia “Uno”.
Esta canción puede ayudar a interiorizar los preconceptos de cantidad si se aprende, se memoriza y se juega con ella de manera divertida. Es la versión original del genial Jairo Ojeda: Arriba y abajo, por los callejones, anda una ratita con 20 ratones.
El hermoso nombre de Águeda: las sílabas gue-gui
22 OctCuando un neolector intenta descifrar su nombre, es decir su identidad, este se convierte en una palabra generadora de nuevas relaciones simbólicas. En el caso del hermoso nombre de Águeda, el método fonológico no apoya mucho a la comprensión de la u, que no suena.
Este es un caso especial en el aprendizaje de la lecto-escritura: el caso gue – gui, de las sílabas más complejas para aprender en la alfabetización fonética, porque resultan contraintuitivas. Las dos sílabas se enseñan juntas, luego de que hay dominio de los fonemas simples, tanto de letras como de sílabas.
Pero a la pequeña Águeda, para que pueda entrar en la dinámica de los nombres propios como método de lecto-escritura, con una comprensión intuitiva de su palabra de identidad, le serviría identificar gue-gui de manera global, como en la palabra “guerrera”, una mujer, y podría apoyarse en un caso específico, como en la conocida historia de Mulán o bien Kilago, la guerrera ecuatoriana del siglo XV.
Lo primero que aprendemos a leer y a escribir es nuestro nombre. Desde ahí se desencadenan casos similares, otras palabras, nuevos nombres que se suman al universo de la comprensión de los nombres propios.